¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?

Foto:CA Huracán | Redacción: D. Ordoqui

Huracán jugó un partido de gran nivel en el Monumental para llevarse un triunfo vital y terminar de ponerse en boca de todos. Con el gol de Cristian Espinoza al Globo sólo le resta conservar el buen nivel en el Tomás Ducó durante el partido de vuelta y contar con un pase a la final de la Sudamericana.

Si hay algún equipo más de diván que el de Parque Patricios, debe tener méritos suficientes como para exponerse a las teorías psicoanalíticas de Freud o Lacan. Con la soga al cuello hasta el último partido en el Torneo Local pensando en un desempate por el descenso, los Quemeros se dan el lujo de acariciar una hipotética final internacional.

Las dos caras de una misma moneda: un equipo que presiona en todas las líneas, se ordena, retrocede prolijamente, ataca en bloques, juega, toca, gusta, mete, transpira la camiseta, es pragmático y a la vez especula. Huracán es, casi por historia, todo eso y mucho más.

Lo objetivamente real es que anoche demostró que no se achica en ningún lado y en un Monumental casi colmado, realizó los primeros 45 minutos más impecables en toda la era Domínguez. Pudo tener un gol tempranero en los pies de Wanchope que aunque no logró convertir, molestó al rival todo el partido y sacó al equipo del fondo.

A través de un medio campo enchufadísimo encabezado por Toranzo y Montenegro, que se encargaron de complicarle las espaldas a Kranevitter, Huracán podría haber conseguido algún gol más y sentenciar la historia pero el ultimo toque nunca fue del todo certero.

Sobre el segundo tiempo las piezas se acomodaron de un lado y del otro, Gallardo le dio más orden y movilidad a su equipo, mientras que Domínguez por su parte ordenó la mitad de la cancha y los extremos defensivos para no sufrir de más. Cerca del final, con River jugadísimo en defensa, Wanchope Ábila tuvo en sus pies un gol como para cerrar el estadio, de emboquillada, el travesaño le dijo que no.

El Globo de Parque Patricios está en boca de todos y hay razones. Por un lado, derrotó en el partido de ida al campeón de todos los certámenes de Conmebol. Por el otro, peleará el lunes ante Belgrano por un punto que lo haga olvidar del descenso. Cuando se quiere, se puede.