Anoche, Huracán volvió a enfrentarse a uno de los primeros diez equipos de la Superliga. Colón lo recibió en el Cementerio de los Elefantes, en lo que a priori, era un partido desafiante donde ambos equipos intentarían llegar al triunfo a toda costa. Sin embargo, terminó en un pálido 0 a 0.
Hubo llegadas de ambos lados, intentos, centros, pelotazos y mucho juego trabado en ambas defensas. Los arqueros fueron figura, a pesar de que los delanteros (de ambos equipos), casi no la tocaron. Esto, para el caso de Huracán es grave. Si bien reemplazar a Wanchope Ábila es una tarea difícil, la actual ofensiva del Globo, pasó nuevamente a depender completamente de un sólo jugador: Nacho Pussetto.
Mientras el 7 estuvo en el campo de juego, el equipo de Alfaro tuvo las llegadas más claras. Cuando debió ser reemplazado por una molestia muscular, los diez jugadores mantuvieron el arco en cero sin atacar el resto del partido. Afortunadamente, éste a comparación de otros problemas que ha tenido el Globo en los últimos tiempos, es solucionable. Pablo Álvarez fue el otro que salió reemplazado por una molestia muscular y es probable que no esté para el clásico la próxima fecha.
La perla del encuentro se dio en el pitido final, cuando Bogado disparó desde la mitad de la cancha y la pelota entró en el arco rival. Justo cuando el balón salió disparado, el árbitro silbó, aún cuando faltaban segundos para cumplir el tiempo, el reglamento indica que se debe convalidar el gol aunque Facundo Tello dio por terminado el juego. Es una situación tan Huracán, que ni siquiera vale la pena escandalizarse.
El domingo próximo a las 17hs es el partido más especial del año, frente a San Lorenzo en el Tomás Ducó. Una nueva oportunidad para afianzarse de local, sumar de a tres y seguir escalando en la tabla de posiciones.